Más allá del vino, enoturismo
En plena temporada de vendimia vale la pena poner el foco sobre las oportunidades que genera el enoturismo y todas las actividades relacionadas con el vino que pueden aportar a la prosperidad del rural.
Las vendimias se extienden por toda España tras unos meses de mucho calor y poca lluvia que han frenado la producción de uva. A pesar de esto, miles de personas ya han recogido buena parte del fruto o incluso lo han vendimiado todo. Las bodegas comienzan ahora un proceso de recogida y almacenamiento de muchas variedades de uva para su posterior procesamiento y la elaboración de todo tipo de vinos. El trabajo ahora se centra en seleccionar y recoger el mejor producto de las viñas para alcanzar unos estándares de calidad. El trabajo de todo el año de los agricultores se ve reflejado en la materia prima que ahora entregan a las bodegas.
Enoturismo como experiencia turística total
Hoy en día el enoturismo es una forma de viajar cada vez más popular. La facilidad para consultar los destinos, lugares de interés y la gastronomía local ha favorecido que una parte de los turistas planifiquen sus vacaciones en torno a actividades y visitas relacionadas con el mundo vinícola. De esta forma el sector agrícola no participa solo de la mejora del sector vinícola aportando a las bodegas la materia prima, sino que son parte fundamental de todas las relaciones que se generan a partir de aquí. La calidad del producto y de la producción se extiende mucho más allá del vino y crea relaciones económicas que van más lejos de las propias de la comercialización de las botellas.
El turismo enológico es una oportunidad de poner en relación varios sectores que pueden trabajar de forma conjunta para ofrecer una oferta turística más diversas. “La creación de una ruta del vino es también una oportunidad de crear sinergias entre diferentes actividades turísticas como sería el turismo rural (fomentando, sobre todo, el alojamiento), el turismo gastronómico (a través de la degustación de platos típicos del área geográfica) y el turismo cultural (mediante la contemplación de diferentes obras realizadas por el hombre y/o paisajes naturales).” 1.
Esta serie de experiencias podemos diferenciarlas en función de la intensidad o la presencia que tenga la elaboración y producción dentro de cada una. De este modo los modelos de negocio se extienden desde la puesta en valor del paisaje y patrimonio de las zonas donde se cultiva la uva, como rutas turísticas, naturales o culturales, hasta las visitas a bodegas donde la producción vinícola es el centro de la experiencia, orientado sobre todo a la venta directa al consumidor. En medio tenemos otras oportunidades a caballo entre el turismo rural, el gastronómico y el cultural que se ven beneficiadas al complementar el turismo enológico con una oferta diferente y característica.
La Ribeira Sacara como destino
La Ribeira Sacra es un enclave de belleza inusual que alberga numerosos bancales en las escarpadas y soleadas laderas de 19 ayuntamientos, en los laterales de los ríos Miño, Sil y sus afluentes, en el sur de la provincia de Lugo y en el norte de Ourense. Es aquí donde se asientan las vides de Ponte da Boga con una privilegiada orientación al sol, acariciadas por el curso del río Sil y protegidas por el efecto termorregulador del Gran Cañón.
Diversidad y oferta
La creación de este tipo de rutas impulsa las conexiones entre actores de diferentes disciplinas y aumenta la diversidad de oferta para turistas y aficionados a la enología. El negocio alrededor del sector del vino trasciende a la producción y venta, buscando crear experiencias que favorezcan el conocimiento, la puesta en valor y la degustación de unas características concretas de cada denominación vinícola y sus paisajes.
Estas son nuevas oportunidades de negocio para transformar el rural y crear relaciones económicas más fuertes entre los agentes del rural.