Samhain: celebración de las cosechas
La creciente implantación de Halloween ha favorecido que indaguemos en sus orígenes, lo que nos ha llevado hasta el Samhain. Una celebración celta que incorpora nuestras particularidades culturales y, una vez más, demuestra que las tradiciones son capaces de generar contenidos y experiencias singulares en un mundo globalizado.
Una celebración muy reconocible
Prácticamente todas las celebraciones, sobre todo las más antiguas, guardan alguna relación con aspectos fundamentales de los calendarios agrícolas.
La fiesta de Samhain (Samaín en gallego), que etimológicamente significa “fin del verano”, conmemora el término de la temporada de cosecha para los celtas, así como el inicio del invierno y de un nuevo año.
Se trataba de un festival de tres noches y tres días en los que el mundo de los vivos y los muertos estaba muy próximo. Es posible que algunas de las cosas que los celtas hacían en el pasado te resulten familiares hoy en día:
- Honraban a los muertos para que favorezcan las cosechas de la siguiente temporada (Día de Difuntos).
- Se vestían con pieles y cabezas de animales para que los muertos no se llevasen sus almas (disfraces).
- Vaciaban nabos y/o remolachas para encender velas dentro de ellos y colocarlos en las puertas para indicar el camino (calabazas de Halloween).
- Hacían ofrendas para que los muertos queden satisfechos (¿truco o trato?).
Almas y cosechas
Los celtas creían que en estas noches los muertos venían a llevarse las almas de los vivos. Una de las formas en las que se presentan las almas de los muertos es a través de animales y por eso, los vivos, se disfrazaban con pieles y cabezas de animal pensando que así sería más fácil pasar desapercibidos.
Pero además de las cuestiones espirituales relacionadas con la transición vida-muerte, ya hemos mencionado que esta fiesta tenía una vinculación muy estrecha con el cultivo y el campo ya que se trata del momento del año en el que los se almacenaban provisiones para el invierno, se recogían los rebaños y se sacrificaban animales.
Aprovechando que los muertos estaban entre los vivos, también se hacían ofrendas para predisponer a que los muertos ejerciesen una influencia favorable sobre las cosechas del año siguiente.
Celebra las tradiciones
Las tradiciones han permitido la conservación de la memoria desde tiempos muy lejanos en los que el conocimiento se plasmaba en todo tipo de celebraciones. Esas celebraciones en torno a una visión compartida del mundo fortalecían el sentido de comunidad.
Una fiesta ancestral reconvertida que nada tiene que ver ya con los pueblos celtas que dominaron la mayor parte del oeste y centro de Europa. Que Halloween se convierta en una tendencia global dependerá de la importancia que le demos a nuestras propias tradiciones.
Así que, celebres la tradición que celebres, indaga en sus orígenes y, “Goza do Samaín!”