A Parada das Bestas. Comer en un paraíso natural.
Si tienes la oportunidad deberías parar a comer en A Parada das Bestas. Llegar por los parajes naturales ya merece la pena pero luego, la oferta gastronomía está a la altura de un entorno cerca de los torrentes del Mácara y del castillo de Pambre.
A Parada das Bestas es un alojamiento rural levantado sobre una antigua casa de labranza del siglo XVIII en Pidre, Palas de Rei. Aunque sus inicios estaban más relacionados con el hospedaje rural, el buenhacer de María y Suso tras los fogones lo han convertido en un lugar que merece ser conocido por su oferta gastronómica.
Hoy en día, el objetivo de María y Suso cuando pasa por A Parada das Bestas es que te sientas como en casa y ese contacto hace que siempre quieras volver.
Las vueltas que da un proyecto
Los proyectos empresariales en el rural viven el mismo proceso que cualquier emprendimiento independientemente de su localización o temática. Una suerte de vaivenes que, con esfuerzo y trabajo se pueden sortear hasta llegar a configurar una iniciativa que merece ser conocida.
En este caso todo comenzó con la cría de caballos con los que ofrecían paseos por la comarca (de ahí el nombre de A Parada das Bestas). Más adelante abrieron el edificio principal con una casa restaurada para acoger huéspedes.
Y llegan los fogones…
María Varela, propietaria del establecimiento junto a Suso Santiso ha vivido un proceso de aprendizaje autodidacta que junto con años de trabajo ha conseguido crear una oferta gastronómica basada en productos de la comarca y que fusiona recetas tradicionales con las técnicas vanguardistas y una presentación muy cuidada.
Un esfuerzo y trabajo reconocidos ya que en 2013 recibió el premio Alimentos de España a la Restauración, que concede el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, por su fomento de los productos ecológicos y la difusión del conocimiento del patrimonio cultural y gastronómico de la zona.
Diversificación y calidad
A Parada das Bestas apuesta por los ganaderos y agricultores de la zona. Un rural revitalizado requiere de ciclos completos de valorización de productos como desde