Celtic Hemp Deza aprovecha la oportunidad del cáñamo industrial
Tras varios años de cosechas experimentales y abrirse hueco en el mercado internacional, Celtic Hemp Deza apuesta por una producción ecológica y de calidad.
Gerardo Lázara descubrió en el cáñamo industrial una oportunidad para no dejar las tierras familiares de Silleda (Pontevedra) en abandono, después de que sus padres cesaran la actividad ganadera. Las primeras pruebas le mostraron el potencial de Galicia para el cultivo del cáñamo y desde entonces ha apostado firmemente por esta alternativa.
Tras 8 años de investigación y cultivos experimentales, lleva 5 años ya dedicado de manera profesional a su aprovechamiento. En esta temporada, en colaboración con otros productores, tiene previsto comercializar más de 30 hectáreas de cáñamo industrial a través de la empresa que montó para ese fin, Celtic Hemp Deza.
Lázara está en la actualidad en proceso de lograr una mayor profesionalización y volumen, con 200 hectáreas en distintas zonas del interior de Galicia, principalmente en la comarca del Deza, así como en Pontevea (Teo) o Vedra. Contará tanto con las tierras propias como con fincas alquiladas, además de formalizar contratos con distintos productores. “Es muy importante manejar grandes volúmenes de producción que poder ofrecer a los compradores”, explica.
Condiciones favorables
En España la producción del cáñamo es muy reducida y no existen industrias para su transformación, mientras en otros países como Francia o Estados Unidos hay una importante industria y mercado. “En Galicia el clima nos ayuda a poder tener una buena producción y lograr cáñamo de calidad”, explica Lázara, por lo que el cultivo, que tiene tradición de antiguo en Galicia, afronta buenas perspectivas.
Semejante al maíz
El cáñamo tiene un ciclo muy semejante al del maíz, pero con menos exigencias y sin apenas depredadores. Se siembra en el mes de marzo y se recoge a mediados de agosto, aunque puede prolongarse en función de la meteorología. “Es una planta con un desarrollo muy rápido, con un ciclo de poco más de 100 días alcanza los 4 metros de altura”, comenta Gerardo Lázara.
Otra de las ventajas del cultivo es que en Galicia, por el momento, no tiene muchos depredadores. El carácter acaricida y fúngico de la propia planta, sumado al olor que desprenden, lo convierten en un repelente para muchos insectos y una fuente de alimento para las abejas. De hecho, quieren producir su propia miel de cáñamo, tras instalar colmenas próximas a las plantaciones.
Tampoco para la fauna silvestre de mayor tamaño es una alternativa apetecible por el momento. A diferencia de otros cultivos, como el maíz, el jabalí no hace estragos en las plantaciones.
Apuesta por la sostenibilidad
En el cultivo del cáñamo industrial, no están empleando ningún tipo de abono químico. “Preferimos emplear estiércol o materia orgánica, ya que al destinarse en buena parte a usos terapéuticos debe pasar unas estrictas analíticas”, concreta.
Del mismo modo, prescinde de utilizar herbicidas para conseguir una producción sostenible y ecológica. “Con un marco de plantación adecuado conseguimos que la hierba no suponga un problema para el desarrollo de las plantas”, especifica.
Mil y un usos para el cáñamo
El cáñamo está siendo una planta muy valorada por los diferentes aprovechamientos que se pueden hacer de las distintas partes. El tallo es muy apreciado para confección textil, puesto que sus fibras tienen gran calidad y resistencia; y se está convirtiendo en una alternativa sostenible al plástico para sectores como la industria del automóvil. También las propiedades fúngicas y acaricidas de la planta hacen que se emplee en el equipamiento de viviendas.
Las flores, por su parte, tienen en la industria farmacéutica y cosmética su principal mercado. La semilla, además, se destina al consumo alimentario, al estar considerada un superalimento por el aporte de los 27 aminoácidos básicos que proporciona, siendo uno de los pocos alimentos que los reúne.
Gerardo reivindica, además, las ventajas de esta planta para la recuperación de tierras contaminadas o como barrera natural frente a incendios forestales.
Aclaraciones
El cultivo del cáñamo aún arrastra las consecuencias de las prohibiciones que durante años se estipularon por las semejanzas con las variedades con THC, el componente psicotrópico. “A simple vista las plantas no se diferencian, es preciso hacer analíticas para saber que tienen un contenido por debajo del 0,2% de THC, lo permitido por ley”, indica.