Un reconocimiento a las gentes del campo
Con esta publicación queremos reconocer a las gentes del campo que mantienen la actividad necesaria para que podamos seguir disfrutando de los servicios imprescindibles que nos presta el rural.
El final de agosto representa que se terminan las fechas más típicas de vacaciones. Aunque este año estemos viviendo unos tiempos atípicos, lo que no ha cambiado son los ciclos naturales y de cultivos, así que como cada año estamos en plena temporada de cosechas.
Queremos aprovechar este momento para hacer un reconocimiento más a las gentes del campo. Esas personas que fundamentales que mantienen el rural vivo y activo todo el año. Un rural que nos abastece de alimento, materias primas y contribuye al mantenimiento de los servicios ecosistémicos fundamentales para nuestras vida.
Para ello se nos ha ocurrido acercarte a un discurso que nos ha gustado por lo que representa como reconocimiento a las gentes del campo. Se trata de la intervención de Paul Harvey en la convención de 1978 de Future Farmers of America: “So God Made a Farmer”.
Puedes leer en su versión íntegra en inglés en la revista The Atlantic
So God Made a Farmer
«So God Made a Farmer» es el título del discurso que el locutor de radio, Paul Harvey, dio ante la convención de Future Farmers for America en 1978.
A partir de la narrativa de la creación en el libro del Génesis, Paul Harvey, se refiere a las cosas que hace Dios al octavo día cuando, según el discurso de Harvey, se da cuenta de que necesita alguien para cuidar el paraíso, y describe todas las exigentes características que deberían del trabajo que supone cuidar la tierra y como para esa tarea decide crear a las gentes del campo.
Versión corta para anuncio
A continuación te mostramos esta versión en la que podes escuchar la voz de Paul Harvey en el anuncio del Dodge Ram para la XLVIII Superbowl.
Traducción del texto adaptado para la versión para el anuncio de Dodge Ram en la XLVII Super Bowl:
Y en el octavo día, Dios miró hacia el paraíso planeado y dijo: «Necesito alquien que lo cuide». Entonces Dios hizo a las gentes del campo.
Dios dijo: «Necesito a alguien dispuesto a levantarse antes del amanecer, ordeñar vacas, trabajar todo el día en el campo, ordeñar vacas de nuevo, cenar y luego ir a la ciudad y quedarse hasta pasada la medianoche en una reunión de la escuela». Así que, Dios hizo a las gentes del campo.
Dios dijo: «Necesito a alguien dispuesto a pasar la noche sentado con un potrillo recién nacido. Y tras verlo morir, que se seque los ojos y dicga: ‘Quizás el año que viene'». Necesito a alguien que pueda hacer el mango de un hacha a partir de una rama, herrar un caballo con la llanta de un coche, que pueda hacer arneses con alambre de saco y restos un zapato viejo. Que, en el momento de la siembra y la temporada de cosecha, termine su semana de cuarenta horas el martes al mediodía y luego, con dolor de espalda trabaje otras setenta y dos horas esa semana». Entonces Dios hizo a las gentes del campo.
Dios dijo: «Necesito a alguien lo suficientemente fuerte para talar árboles y levantar pacas, pero lo suficientemente amable para domesticar corderos y destetar cerdos y atender a los pollitos. Que detenga la segadora durante una hora para entablillar la pata rota de una alondra en el prado». Entonces Dios hizo a las gentes del campo.
Tiene que ser alguien que are profundo y derecho sin cortar las esquinas.
Alguien que siembre, escarde, alimente, crie, rasure, are, grade, plante, ate la lana cuele la leche. Alguien que agrupe a la familia entorno a los fuertes lazos que ata el compartir. Alguien que se ría y luego de un suspiro, conteste con ojos sonrientes cuando su hijo le diga que quiere pasar la vida haciendo lo que sus padres hacen.
Así que Dios creo a las gentes del campo.