Todmorden es una pequeña localidad inglesa que se ha hecho famosa mundialmente por su iniciativa Incredible Edible: un proyecto de producción agrícola colectiva en espacios públicos.
Cultivar alimentos en espacios públicos
Todmorden está situado en West Yorkshire, Inglaterra. En el año 2008 un grupo de personas lideradas por Pam Warhust, decidieron crear el proyecto Incredible Edible, que comenzó humildemente con una serie de huertas en Tormorden pero que hoy se ha expandido a otros pueblos en Inglaterra y otros países como Francia, USA o Japón.
Se trata de una experiencia inédita de producción agrícola colectiva que consiste en sembrar en espacios públicos, desde vegetales y frutas hasta hierbas medicinales, que están disponibles para que cualquiera se sirva de ellos.
La iniciativa tiene tres ejes:
- abastecer de alimentos gratuitos a la comunidad
- apoyar y promover las granjas y agricultura locales
- desarrollar una red educativa que implique a toda la población en la responsabilidad de generar y cuidar la alimentación
Esta es la charla que Pam Warhust dio en TED titulado como «Cómo podemos comernos nuestro paisaje»:
Mucho más que cultivar
El proyecto se ha convertido en un referente mundial y sus habitantes son capaces de proponer y pactar algunas ordenanzas como la habilitación de espacio para el cultivo para todos los propietarios de viviendas. Luchan para que las entidades públicas prioricen la compra de alimentos locales, presionan a los políticos para que liberen las tierras para el cultivo, incorporan sistemas planificados para el reparto de las hortalizas e incluso hacen que el cultivo sea el indicador local de bienestar.
Promoción económica
A medida que el proyecto fue adquiriendo relevancia, las vecinas y vecinos comenzaron a ser conscientes de la necesidad del autoabastecimiento sostenible, tanto por el bien tanto del medio ambiente como del porvenir propio del pueblo. Así, se comenzaron a realizar otros proyectos como un centro de fabricación de mermeladas, un taller de carpintería para construir gallineros e invernaderos, una huerta en los hogares de ancianos de la zona, una piscifactoría, jardines de hierbas medicinales…
Por su parte, los locales de hostelería del pueblo favorecen los productos locales, destacándolos en sus cartas y los ocho colegios del pueblo preparan las comidas diarias de sus alumnos exclusivamente con productos cultivados por granjeros y pequeños agricultores.
Voluntariado social
Los cultivos son cuidados por una red de 280 voluntarios. Cada uno dedica dos mañanas al mes a esta tarea, y de este modo se garantiza el cuidado y mantenimiento durante todo el año. Como no podía ser de otra manera en un proyecto con esta conciencia colaborativa, el excedente se comparte en la “gran fiesta anual de la cosecha”.
Huertos accidentales
Al principio tenían muchas dudas sobre dónde plantar y a quién debería pedir permiso, pero con el tiempo empezaron a sembrar directamente y crear huertas “accidentales” sin pedir permiso. En la actualidad, hospitales públicos, parques, patios y colegios, cuentan ya con sus huertas públicas a disposición de quien quiera obtener productos saludables para consumir, y en poco tiempo, el proyecto ha ido creciendo con la inclusión de otro tipo de alimentos como huevos, quesos, leche, pan y carnes locales, fomentando así el desarrollo de la economía de la zona.
Con los pies en la tierra
Son conscientes de que quizás no consigan la autosufiencia alimentaria, pero les satisface que al menos están trazando el camino. Aunque hay quien puede considerarlo propaganda verde, lo cierto es que el consumo de productos locales ha aumentado tremendamente y los comercios que al principio tenían cierto recelo ahora quieren ser “Incredible Edible».