Casa Bértolo: cuando criar es un acto de respeto
Casa Bértolo es un canto sereno a la ganadería consciente: aquella que no solo mira la viabilidad económica, sino que extiende su mirada hacia el territorio, hacia la comunidad y hacia el futuro.
En Friol, Lugo, se encuentra Casa Bértolo, una granja familiar que lleva generaciones comprometida con el campo. Hoy es Concha Blanco quien recoge el relevo de ese legado: ella representa un modelo de ganadería que no solo busca producir alimentos de calidad, sino hacerlo con sentido, responsabilidad y arraigo en el paisaje.
Un nombre con raíces
El apellido “Bértolo” viene de antiguo: era el nombre que dio identidad a la casa y al proyecto ganadero. La presencia del ganado es casi tan vieja como la propia finca. Concha lleva toda su vida dentro de esa granja, y aunque la tradición les acompañaba, la aspiración de integrarse al sistema ecológico tardó en concretarse por los retos del mercado y la comercialización. 
En 2014 Casa Bértolo obtuvo la certificación ecológica a través del CRAEGA, aunque ya anteriormente habían soñado con ese paso. Lo hacen porque entienden que producir bajo esas normas no significa simplemente cambiar insumos, sino recuperar prácticas antiguas, desaprender excesos, trabajar desde la mínima intervención y garantizar que el impacto sea armónico con el entorno. 
Desde la tradición hacia el futuro
Concha recuerda que sus abuelos no usaban hormonas ni fertilizantes sintéticos. Fue en las décadas del siglo XX cuando la maquinaria y lo “industrial” se colaron en la rutina agrícola. Pero Casa Bértolo ahora apuesta por desandar parte de ese camino: reducir lo superfluo, apuntalar lo esencial y con mínimos consentir al paisaje. 
El salto al ecológico fue ideado en 2007, pero no pudo ejecutarse hasta que la comercialización lo permitiera. En esos años, la producción principal era leche; más tarde incorporaron su propia quesería para valorizar esa materia prima. En 2012 se inscribieron, y en 2014 ya estaban certificados como operadores ecológicos. Desde entonces, no han dejado de reivindicar ese sello como compromiso, no como etiqueta vacía. 
Producir con dignidad y paisaje
La filosofía de Casa Bértolo va más allá del resultado en el producto: para Concha, producir ecológico es también una forma de conservar caminos, sombras, prados y memoria colectiva. Cada vaca, cada pradera, cada trozo de hierba forma parte de un diseño mayor: el del cuidado del paisaje y de la comunidad. 
Cuando alguien compra un producto de Casa Bértolo, no solo adquiere un alimento, adquiere también una forma de hacer. Concha insiste en que esa responsabilidad recae tanto en quien produce como en quien consume. No basta con que exista un sello: se debe responder con coherencia al contenido detrás de ese sello. 
Luchas reales y consejos sinceros
Dicen que quien dice ganadería ecológica también dice retos. En Casa Bértolo lo sienten con fuerza: la presión administrativa, la competencia desleal, la falta de ayudas coherentes frente al lobo o los costes invisibles de mantener las manos en la tierra. Concha aconseja a las nuevas generaciones que entren al sector con paciencia, convicción y sentido del cuidado. 
Su objetivo no es expandir sino permanecer. Permanecer siendo fiel al paisaje, al proyecto, a esas hijas que tal vez tomen algún día el relevo. Permanecer para demostrar que sí se puede producir, conservar y resistir juntas.






