ASAMEC
Utilizando los principios de la sintropía y con una perspectiva de largo plazo, podemos dar respuesta a la gestión de este tipo de residuos orgánicos que son poco eficientes para aprovechamiento energético o para su transformación en nutrientes.
Un proceso laborioso
Todo comienza por trabajar mecánicamente los residuos para homogeneizar y facilitar su manejo. Esta primera parte del proceso ofrece la posibilidad de aportar distintos tipos de residuos orgánicos con propiedades diferentes. De esta manera obtendríamos un sustrato personalizado con nutrientes específicos para nuestros cultivos.
El producto resultante se puede incorporar como cubierta superficial de descomposición lenta al suelo de cualquier tipo de cultivo. En el caso de haber trabajado una mezcla para adaptarla a unas necesidades específicas podemos esperar resultados con efectos directos en la próxima cosecha. Si no es así, la contribución es igual de importante en cuanto a la recuperación de fertilidad de los suelos.
El marco de referencia para la definición de proyectos que introducen la sintropía en los modelos de gestión parte de una premisa básica: los ecosistemas disponen por si mismos de todos los elementos necesarios para nutrir los sistemas naturales.
Sintropía y Economía Circular
El cambio de la economía lineal a la circular supone que los recursos mantengan su utilidad en todo momento, alargando su ciclo de vida, y los desechos se minimicen. Por su parte, la sintropía aplicada a la agricultura, emula procesos naturales para mejorar la productividad de los suelos evitando la necesidad de complementos externos utilizados en los métodos tradicionales de cultivo.
Resultados esperados
- En primera instancia damos una salida natural y circular a un problema de gestión de determinados residuos que normalmente son quemados o almacenados produciendo largos procesos de descomposición descontrolada.
- La aportación de materia orgánica al suelo aporta nutrientes de forma natural y controlada a través de un proceso de descomposición lenta tiene como resultado la regeneración de la fertilidad de los suelos.
- Es posible incorporar otros residuos que personalicen el sustrato con nutrientes específicos favoreciendo también los cultivos en el corto plazo.
- Estas capas de descomposición lenta dificultan el crecimiento de malas hierbas con la consiguiente reducción en las necesidades de control a través de trabajo manual o uso de productos químicos.
- El carbono que se incorpora puede persistir por décadas o siglos con lo que estamos realizando una captura de CO2 en forma de materia orgánica que se transforma en suelo. (FAO. 2017. Carbono Orgánico del Suelo: el potencial oculto. Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura Roma, Italia).