Raíces viejas, nueva savia y huertos con alma en As Fadegas.
En un mundo donde lo local cobra cada vez más sentido, explotaciones como As Fadegas demuestran que el campo puede renovarse desde dentro: que los nuevos tiempos no tienen por qué borrar el pasado, sino que pueden reinterpretarlo con nuevos ojos.
En Ribadeo, en la Mariña lucense, se encuentra un rincón que sabe a tierra, a historia y a cultura hortícola: As Fadegas. Fue en 1978 cuando Elia Rodríguez y Vicente apostaron por levantar una huerta bajo invernadero en una zona donde esa práctica apenas se conocía. Desde entonces, As Fadegas se convirtió en una de las huertas más innovadoras de Lugo, capaz de adaptarse al paso del tiempo sin perder su identidad. 
Hoy, la estafeta la recogen Marta Méndez y Montse Laya, hijas de los fundadores, que asumieron el relevo hace unos años para continuar el legado con su propia visión.  Ellas representan la segunda generación de una explotación que celebra ya más de 40 años de huertos al servicio de la comunidad. 
De invernaderos con memoria a producción ecológica real
No fue casualidad que As Fadegas fuese pionera: pronto introdujeron invernaderos para extender la temporada, diversificar cultivos y mejorar rendimiento.  Desde entonces, han ido adoptando una producción más respetuosa con el entorno, certificándose bajo el CRAEGA (Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia) desde los primeros momentos del organismo.  Elia incluso fue parte de la fundación del CRAEGA, lo que explica el fuerte vínculo entre As Fadegas y la agricultura ecológica desde sus cimientos. 
Hoy producen una gran variedad de hortalizas: tomates, pimientos, berenjenas, lechugas, puerros, habas, judías, acelgas, espinacas, calabacines… también cultivan en invierno coliflores, repollos o algunas verduras asiáticas.  A su vez, han incorporado frutales con el paso del tiempo: higos, ciruelas, manzanas, peras, nueces, kiwis, avellanas y, más recientemente, frutos rojos como arándanos y frambuesas.  Hace años producían patatas, pero debieron cesar por normativa local relacionada con plagas, reemplazándolas por otros cultivos como el boniato. 
Las decisiones en As Fadegas no solo se toman desde la técnica y la productividad: son el resultado de entender que producir bien implica pensar también en la rotación de cultivos, la prevención de plagas, mantener la fertilidad de la tierra y tener la capacidad de resistir frente a los desafíos del clima, del mercado o de las exigencias normativas. Marta lo expresa así: si vendes en venta directa, necesitas variedad —que si un cultivo falla, los demás compensen la pérdida. 
Mercado local, proximidad y conexión comunitaria
Uno de los rasgos distintivos de As Fadegas es su apuesta por la venta directa al consumidor local. Casi el 90 % de su producción se destina al mercado de Ribadeo y los municipios próximos.  Esa cercanía permite mantener un contacto directo con quien consume, ajustar oferta a demanda real, evitar intermediarios y cuidar al máximo la frescura.  Así han hecho desde los inicios, cuando Elia y Vicente comenzaron a vender en el entorno inmediato. 
Por otro lado, la continuidad familiar ha permitido que la clientela herede confianza: muchos compradores que empezaron con Elia siguen educando su compra con Marta y Montse.  Además, As Fadegas es referenciada en redes y movimientos de comercio local como ejemplo de buenas prácticas en economía rural sostenible. 
Desafíos, aprendizajes y nuevas sendas
La transición generacional no deja de tener sus retos. Montse y Marta han tenido que combinar la herencia con nuevas ideas, adaptarse a cambios climáticos, gestionar plagas emergentes y cumplir normativas más exigentes. Cada año es un curso práctico.
Además, han incorporado estrategias para diversificar cultivos, ajustar los ciclos de plantación y ensayo de variedades locales o adaptadas al entorno. En un entorno agrícola exigente como el de Galicia, la variabilidad climática obliga a estar en constante ajuste. 
También es reseñable que As Fadegas fue galardonada con el premio Compromiso Verde por su labor agrícola responsable. Este tipo de reconocimientos ayudan a visibilizar el valor del camino que transitan: producir con conciencia y respeto al territorio.
Mirada al porvenir
As Fadegas no solo mira hacia atrás con gratitud, sino hacia adelante con ambición: combinar la tradición con la innovación, buscar nuevas variedades adaptadas, mejorar la gestión de recursos hídricos y suelo, fortalecer su mercado directo, potenciar la conexión con consumidores conscientes.






